“A medida que el mundo se recupera de la pandemia, debemos asegurarnos de que las aspiraciones y los derechos de las personas con discapacidad se incluyan y se tengan en cuenta en un mundo pos-COVID-19 que sea inclusivo, accesible y sostenible. Esta visión solo se logrará si se consulta activamente a las personas con discapacidad y a las organizaciones que las representan.”
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad fue declarado en 1992 por la Asamblea General de la ONU. El objetivo es promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida.
Este año el tema es «Participación y liderazgo de las personas con discapacidad: Agenda de Desarrollo 2030« y se compromete a «no dejar a nadie atrás», puesto que considera la discapacidad como una cuestión transversal en la implementación de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Y, en un contexto de pandemia mundial como el que vivimos, la UNESCO celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad bajo el lema «Reconstruir mejor: hacia un mundo inclusivo, accesible y sostenible después del COVID-19 por, para y con las personas con discapacidad». Estos son los lemas y los objetivos, nada despreciables. Veamos cuál es la realidad:
Según el Observatorio Estatal de la Discapacidad, se estima que en España hay 4,12 millones de personas con discapacidad, un 9% de la población, y se constata, año tras año, que estas personas afrontan situaciones discriminatorias en mayor medida que las personas sin discapacidad. A esta realidad debemos añadir factores como el género, la edad, el hábitat o el origen étnico. Algunos datos:
El 6,2% de las personas con discapacidad se encuentra en situación de pobreza severa y un 17,3, en situación de pobreza moderada. Estos porcentajes son de 5,4% y de 15,2% en la población sin discapacidad.
El riesgo de pobreza o exclusión social afecta al 31,1% de las personas con discapacidad, 7 puntos más que la población sin discapacidad.
El salario medio anual de las personas con discapacidad es casi 4.000 euros anuales inferior a la población sin discapacidad.
El 34,5% de las personas con discapacidad oficialmente reconocida tienen empleo, 43 puntos inferior a la de la población sin discapacidad. La tasa de paro se sitúa en 25,2%, 10 puntos más alta que la población sin discapacidad.
El 4% de las personas con discapacidad ha sufrido malos tratos físicos o psicológicos. Este porcentaje es del 6,1% en las mujeres con discapacidad. Vamos a detenernos un poco en este último aspecto.
En 2020, el colectivo que forman las personas con discapacidad reportó a las autoridades un 69,2% más de infracciones penales basadas en el desprecio y la discriminación que el año anterior. En este incremento hay que tener en cuenta las situaciones que se vivieron durante el confinamiento, cuando crecieron muchísimo los delitos de odio.
Y, finalmente, debemos dedicar especial atención a las mujeres con discapacidad. Según datos del CERMI, Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, la violencia machista que padecen las mujeres con discapacidad en España tiene una «magnitud alarmante» y no es un hecho aislado: se ha convertido en un «fenómeno estructural». El 40,4% de las mujeres con discapacidad ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja, frente al 31,9 % de las que no tienen discapacidad.
Esperemos que el 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, sirva al menos para llamar la atención sobre las necesidades y urgencias de todas las personas con discapacidad que ven vulnerados sus derechos día tras día, 365 días al año.
Anna Vallès Anglarill, filóloga, madre de dos hijos fantásticos, uno de ellos con síndrome de Down. Une el aleteo de su familia a Afecto Mariposa.