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COMPARTIENDO VIVENCIAS

Habitualmente, el tema de la inclusión educativa se aborda desde una perspectiva unilateral, la que se refiere al derecho de una educación de calidad e igualdad para aquellos estudiantes con discapacidad  o necesidades especiales. Sin embargo, no es tan común escuchar el testimonio de las personas que conviven con este alumnado; de sus vivencias, aprendizajes y anécdotas compartidas durante el período escolar.

Caterina Sugranyes vivió su etapa escolar en un colegio de Barcelona, pionero en la educación inclusiva. Su experiencia determinó el concepto de modelo educativo que, según sus propias palabras, no tiene sentido si este no es inclusivo.

Por aquel entonces (nos situamos en la década de los 80), Caterina recuerda cómo era la convivencia en su colegio con un alumno con Síndrome de Down:

Años más tarde, ya en su etapa como madre, Caterina tiene la convicción de que el modelo inclusivo que ella vivió en su etapa de estudiante era el que quería para la educación de sus hijos, Juna y Luan, que asistieron al mismo colegio que su madre.

Tenía muy claro que todo lo que era la educación inclusiva formaba parte del ADN del colegio. No me podía plantear que mis hijos fueran a un colegio en el que esta mirada no fuera clave; de hecho, no entiendo la educación sin que esta sea inclusiva. Para mí es una parte intrínseca de lo que tiene que ser el entorno escolar.

Como madre, ¿qué aprendizajes destacarías de tus hijos en su etapa escolar en convivencia con otros niños con diversidad funcional?

Su sensación es la de haber convivido con otros niños y niñas que llegaban a hacer muchas cosas como el resto de sus compañeros, pero que llegaban de manera diferente.

Por ejemplo, en la Fiesta Mayor del barrio, una compañera de Juna, María, hizo el baile de las cintas en su silla de ruedas; se trataba de hacerlo con el resto del grupo, en equipo, pero de forma diferente.

Los aprendizajes que han adquirido mis hijos han sido, fundamentalmente, de conciencia. La conciencia de que a los lugares se llega de muchas maneras diferentes, y la manera en que cada uno llega, es igual de válida en cada caso.

También la empatía de la escucha, entender que su compañera se comunicaba de otra manera, pero que ella la entendía, que había códigos entre ellas que permitían que se entendieran.

Son aprendizajes que, en el momento, no sé hasta qué punto se valoran o se tiene conciencia de ello, pero que con el tiempo y con retrospectiva, marcan la manera de aceptar y respetar la diversidad en tu vida personal.

¿De qué manera ha repercutido esta experiencia en su vida actual, en su manera de concebir la diversidad social?

El hecho de haber convivido con otros alumnos con diversidad funcional les ha hecho tener una mirada más empática hacia la diversidad. Son más capaces de percibir lo que puede sentir alguien que tiene algún tipo de necesidad y, por lo tanto, actuar en consecuencia.

Me gustaría pensar que, de la misma manera que ellos han estado en un entorno inclusivo durante la etapa escolar, ese hecho habrá repercutido en su manera de ser hacia los demás.

Me llamo Caterina Sugranyes. Soy la madre de Juna y Luan. Soy lingüista y me doctoré en educación. El tema central de mi tesis fue el desarrollo de la competencia plurilingüe. Creo en las miradas inclusivas y acogedoras, en entornos de aprendizaje tranquilos, donde cada criatura tiene su lugar y se encuentra a gusto.

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